«Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a
los que os odien,bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os
difamen.
Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al
que te quite el manto, no le niegues la túnica.
A todo el que te pida, da,
y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan
los hombres, hacédselo vosotros igualmente.
Si amáis a los que os aman,
¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les
aman.
Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito
tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto!
Si prestáis a aquellos de
quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a
los pecadores para recibir lo correspondiente.
Más bien, amad a vuestros
enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra
recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los
ingratos y los perversos.
«Sed compasivos, como vuestro Padre es
compasivo.No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida
buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos.
Porque con la medida con que midáis se os medirá.»
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